domingo, 17 de noviembre de 2013

Moral como Estructura y Moral como Contenido.



El ser humano es constitutivamente libre y tiene que hacerse a sí mismo, darse una personalidad o segunda naturaleza. Y por ello decimos que el ser humano es constitutivamente moral. No puede ser “no moral”, no puede ser “a-moral”. A esta dimensión de la moral la llamamos, con Zubiri y Aranguren, moral como estructura.
Al elegir, realizar y apropiarse unas posibilidades y no otras, su elección obedece a un principio o una norma que funda y justifica sus actos. El problema surge cuando nos preguntamos cuál es este principio o norma. Es un hecho fácilmente constatable que los principios o normas que fundamentan y juzgan la acción del ser humano -y que por ello se denominan normas morales- son muy diferentes. De ahí que se hable de diferentes morales y que el contenido de la moral pueda ser, y de hecho es, muy diferente. A esta dimensión de la moral la llamamos moral como contenido.



"Al hablar de la realidad moral del hombre no se trata de cuál sea el predicado moral que puedan tener las acciones suyas. Solamente una realidad que es constitutivamente moral, puede ser sujeto de un predicado moral y de un predicado inmoral. Al animal no le acontece esto; el animal es constitutivamente amoral, no tiene nada que ver con lo moral. Se trata, pues, de que el hombre como realidad sea en sí mismo, como tal realidad, algo moral. Si se quiere volver a la diferencia entre el bien y el mal, se puede expresar la misma idea diciendo que el carácter moral del hombre consiste, no en que efectivamente esté oscilando entre el bien y el mal, sino en que constitutivamente no tiene más remedio que estar oscilando entre el bien y el mal. Por consiguiente, ese momento de “no tener más remedio que” es el punto en que inscribe el carácter de realidad moral que el hombre tiene."

ZUBIRI. Sobre el hombre.

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