miércoles, 27 de noviembre de 2013

Desde una perspectiva global, las cuestiones fundamentales de la ética de la salud pública son las siguientes:

Desigualdades en el estado de salud y en el acceso a la atención y los beneficios de la investigación médica: Por ejemplo, las cuestiones relativas a la asignación de recursos dependen en parte de juicios de valor sobre la importancia de pequeñas mejoras en la calidad de vida de una amplia proporción de la población frente a la de una intervención en que se salvan vidas pero sólo beneficia a unas cuantas personas.

Respuesta a la amenaza de enfermedades infecciosas: Los esfuerzos para contener la propagación de enfermedades infecciosas plantean complejas cuestiones sobre la conveniencia de restringir las elecciones individuales para salvaguardar el bienestar común. Ejemplos de ello son el uso del aislamiento y la cuarentena ante la tuberculosis y la gripe pandémica.

Cooperación internacional en la vigilancia y el seguimiento sanitarios: La aplicación de las Normas Internacionales de Salud refleja el compromiso de los países con la acción colectiva ante las emergencias de salud pública. Definir el alcance de las obligaciones de los países para actuar de forma colectiva y determinar cómo deben cumplirse dichas obligaciones planteará, inevitablemente, grandes dilemas éticos.

Explotación de las personas en países de ingresos bajos: Las prácticas actuales de investigación médica, por ejemplo, pueden exponer a los participantes a importantes riesgos sin que ellos o sus comunidades obtengan beneficio alguno a cambio. Definir y cumplir las obligaciones de los patrocinadores extranjeros de la investigación para con los participantes locales constituye, por tanto, una cuestión ética capital. En el campo de los transplantes de órganos, la práctica cada vez más extendida del «turismo de transplantes» expone a los individuos que viven en la pobreza a graves riesgos de salud y plantea a su vez cuestiones más generales sobre la comercialización del cuerpo humano.

Promoción de la salud: La creciente amenaza que suponen para la salud pública las enfermedades no transmisibles, entre ellas las causadas en parte por comportamientos perjudiciales como fumar, seguir una dieta poco equilibrada o no practicar ejercicio, han planteado la cuestión de hasta qué punto deberían interferir las autoridades de salud pública en las decisiones personales.

Participación, transparencia y responsabilidad: Como problema ético, el proceso de toma de decisiones resulta tan importante como el resultado de las mismas. A lo largo de los últimos años, se ha prestado mucha atención al refuerzo de los sistemas de consentimiento informado y supervisión comunitaria en el campo de la investigación médica. Una vez que dichos sistemas estén en marcha, el siguiente paso consistirá en crear mecanismos para evaluar su eficacia.

Desde su creación hace 60 años, la ética ha ocupado un lugar central en la misión de la OMS de proteger y promover la salud mundial. Diversos programas y departamentos así como oficinas regionales de la OMS han llevado a cabo actividades en el campo de la ética. En 1994, por ejemplo, la Oficina Regional para las Américas (AMRO/OPS) creó un programa regional sobre bioética. En 2002, la Directora General de la OMS, la Dra. Gro Harlem Brundtland, creó la Iniciativa de Ética y Salud que ha servido desde entonces de punto de referencia para las actividades de ética de toda la Organización. Algunos ejemplos de ello son la publicación de pautas sobre ética y acceso igualitario al tratamiento y la atención del VIH (en colaboración con el ONUSIDA), y de criterios éticos para el desarrollo de una respuesta de salud pública a la gripe pandémica. La OMS contribuye también a los esfuerzos destinados al fortalecimiento de la capacidad a escala local en materia de ética, en estrecha colaboración con los Estados Miembros. Por ejemplo, el proyecto Networking for Ethics on Biomedical Research in Africa (NEBRA) nació con el fin de fortalecer la capacidad de los países africanos para que lleven a cabo procesos eficaces de revisión ética.

La articulación de las opciones éticas y de políticas fundamentadas en pruebas constituye una de las seis funciones básicas de la OMS. El sexagésimo aniversario de la OMS y el trigésimo de Alma-Ata brindan una gran oportunidad para reflexionar sobre los valores éticos y los dilemas que se plantean en el campo de la salud pública

Ética y salud.

Si bien la ética en la salud pública se remonta como mínimo a los tiempos de Hipócrates, Sun Si Miao y Ibn Sina (Avicena), el campo de la “bioética” no apareció hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Por una parte, los experimentos médicos de los nazis en los presos de los campos de concentración aumentaron las preocupaciones acerca de la vulnerabilidad de los seres humanos en la investigación médica. Por otra, los rápidos avances de la medicina en materias como la salud reproductiva, el transplante de órganos y la genética plantearon dudas acerca de los fines y los límites de la tecnología médica. Por último, el surgimiento de los movimientos en defensa de los derechos civiles durante la postguerra hizo que muchas miradas se centraran en el desequilibrio de poder entre médicos y pacientes y la consiguiente necesidad de que los pacientes pudieran controlar las decisiones relativas al cuidado de su propia salud.

En los últimos años, se han realizado esfuerzos para ampliar el alcance del análisis ético en la atención sanitaria con objeto de centrarse de forma más directa en las cuestiones de salud pública. A diferencia del tradicional énfasis de los expertos en bioética en la relación médico-paciente, la ética de la salud pública se centra en el diseño y aplicación de medidas para la vigilancia y mejora de la salud de las poblaciones. Asimismo, la ética de la salud pública trasciende la atención sanitaria para considerar las condiciones estructurales que promueven o dificultan el desarrollo de sociedades sanas.


Ética Ambiental.

La ética ambiental o ética medioambiental es la parte de la filosofía y la ética aplicada que considera las relaciones éticas entre los seres humanos y el ambiente natural o medio ambiente. Ejerce influencia en una larga lista de disciplinas como el Derecho, sociología, economía, ecología, geografía, etc. En su campo incluye la estética de la naturaleza y otras ramas de la investigación filosófica (epistemología, metafísica, axiología, etc.)
El área académica de la ética ambiental surgió como respuesta al trabajo de científicos como Rachel Carson que con su libro Primavera Silenciosa (1962) denunciaba el efecto medioambiental de los pesticidas de uso agrícola, la publicación del Informe del Club de Roma Los límites del Crecimiento (1972) o el Informe Brundtland (1987). Aquí es cuando la contingencia político social urge a los filósofos para la consideración filosófica de todos los problemas ambientales. Además, el influyente ensayo previo de Aldo Leopold A Sand County Almanac. The Land Ethic (1949) donde el autor expone que las raíces de la crisis ecológica son fundamentalmente filosóficas. Otros títulos importantes que dieron inicio y marcaron la necesidad de una ética ambiental fueron El concepto de moralidad de William Frankena (1966) y La tragedia de los comunes de Garret Hardin (1968).
La primera revista internacional en este campo surgió en Estados Unidos: Environmental Ethics en 1979, y luego apareció en Canadá (1983) The Trumpeter: Journal of Ecosophy. La primera revista británica Environmental Values fue lanzada en 1992.




Preguntas y respuestas, frente a Acciones Humanas.

1. ¿De qué acciones se ocupa la moral?

La moral se ocupa de las acciones humanas, es decir, de aquellas acciones que el hombre realiza con conciencia y deliberación, y que por lo tanto implican su libertad y su responsabilidad.

2. ¿Qué es la libertad?

La libertad es la capacidad, arraigada en la razón y en la voluntad, de obrar o no obrar, o bien, de hacer una cosa en vez de otra. Ella pone a la persona en condición de dirigirse a sí misma.

3. ¿Existen factores que pueden mermar la libertad y la responsabilidad del hombre?

La libertad y la responsabilidad del hombre pueden ser disminuidas o anuladas por la ignorancia, por la violencia, por el temor y por varios condicionamientos psíquicos o sociales.

4. ¿La ignorancia atenúa siempre la responsabilidad de una culpa?

La ignorancia atenúa y hasta quita la responsabilidad de una culpa en la medida en que ella misma no esa culpable.

5. ¿También las pasiones disminuyen la responsabilidad?

Las pasiones, esto es, aquellas emociones o movimientos de la sensibilidad que empujan a obrar o a reaccionar de modo instintivo, disminuyen la responsabilidad sólo cuando son padecidas involuntariamente, de ordinario aumentan la responsabilidad.

6. ¿Cuál es el influjo de los hábitos sobre la responsabilidad?

Como las pasiones, así también los hábitos pueden disminuir o aumentar la responsabilidad según que sean sufridos involuntariamente, o bien cultivados voluntariamente.

7. ¿En base a qué podemos decir que una acción humana es buena o mala?

La bondad o no de una acción humana depende de tres factores: del objeto, de las circunstancias y del fin.

8. ¿Qué es el objeto?

El objeto, o contenido, es el bien, verdadero o presunto, sobre el que recae directamente la acción.

9. ¿Qué son las circunstancias?

Son las diversas situaciones que se unen al objeto, o contenido, modificándole en una cierta medida el valor moral.

10. ¿Qué es el fin?

El fin, llamado también intención, es aquello a lo cual tiende el hombre al realizar una acción determinada.

11. ¿En qué modo estos tres factores actúan para que una acción humana sea buena o mala?

Para que una acción determinada sea moralmente buena deben ser buenos los tres factores. Por el contrario, para que sea más o menos mala basta que sea más o menos malo uno solo de ellos.

12. ¿No es cierto que lo que cuenta es sólo la intención?

Una intención buena no puede jamás hacer bueno aquello que en sí mismo es malo. El fin no justifica los medios.

13. ¿Hay, pues, acciones que jamás es lícito realizar, ni siquiera con las mejores intenciones?

En el caso en que el objeto o contenido de la acción sea intrínsecamente malo jamás es lícito quererlo, ni siquiera con las mejores intenciones: por ejemplo, jamás es lícito, en ningún caso, matar a un inocente.

14. ¿Qué es la conciencia?

La conciencia es el juicio de la razón mediante el cual la persona valora si la acción que va a realizar, o que ya ha realizado, es buena o mala.

15. ¿Cómo se puede calificar la conciencia?

La conciencia puede ser verdadera (recta) o falsa (errónea).

16. ¿Qué significa esta distinción?

La conciencia es verdadera o falsa según que su juicio concuerde o no con la verdad objetiva de la ley moral.

17. ¿Es siempre pecado ir contra la conciencia?

Sí, es siempre pecado. Y el pecado es grave si el objeto o contenido de la acción es juzgado como grave.

18. ¿Si se sigue la propia conciencia (y por tanto si es de buena fe), pero se realizan de hecho acciones objetivamente malas, se comete pecado?

Se comete pecado cuando se es culpable de la propia ignorancia y de la consiguiente incapacidad de dar una correcta valoración de las propias acciones. Y esto ocurre a menudo, porque no todos se preocupan de instruirse y de educar su conciencia.

19. ¿Cómo se educa la propia conciencia?

Siguiendo y profundizando la enseñanza de la Iglesia, que es nuestra madre en la fe y ha sido encargada por Nuestro Señor Jesucristo de instruir a los bautizados en la verdad.

20. ¿Qué debe hacer el que se encuentra en la duda d conciencia?

Quien se encuentra en la duda de conciencia, antes de obrar debe esclarecer la duda. Jamás es lícito realizar una acción si se duda que sea pecado

Acciones Humanas.





La moral se ocupa de las acciones humanas. Las verdaderas acciones humanas son aquellas que dimanan de la libre voluntad del hombre.

¿Pero el hombre es verdaderamente libre? Ciertamente sí, inequívocamente: puedo querer una manzana o una pera, o también no querer nada. Los distintos condicionamientos (familia, escuela, costumbres) en la mayoría de los casos no quitan la libertad, pero la pueden limitar. Por lo tanto es necesario afirmar que la libertad de base permanece, y todos tenemos la experiencia, no obstante los condicionamientos, de que podemos obrar según nuestro arbitrio.

Admitiendo, pues, que la verdadera acción humana es aquella que es libre, la moral no mira si nuestra acción es importante o no, si es eficaz o no, si es aplaudida o no. Lo que cuenta para la moral es si la acción que estamos realizando es buena o mala. Decir por tanto que las acciones son morales o inmorales equivale a decir que las acciones son buenas o malas.

Todas las parábolas de Jesús, en particular la del buen samaritano (Lc. 10, 30ss), indican cuáles son las acciones buenas que se han de hacer, y cuáles las malas que se han de evitar.

La Moral Católica.

La moral no es una jaula ni una prisión que quita la libertad. El conjunto de reglas, prohibiciones y mandatos que propone, sirve por el contrario para custodiar la libertad, para que el hombre pueda alcanzar, como individuo y como comunidad, su plena realización. Como las reglas de la salud tienen como fin el garantizar nuestro bienestar físico, así las normas morales son las condiciones necesarias para conducir a la persona al pleno desarrollo de sus capacidades de conocimiento y de amor.
Tomemos como ejemplo las reglas establecidas por la justicia. Si se respetan, se sirve en una sociedad ordenada y pacífica. Si, por el contrario, no son respetadas se dan gravísimos abusos, como robos, homicidios, discordias, engaños, egoísmos de todo tipo, etc.
Otro ejemplo significativo lo ofrecen las normas para conservar el medio ambiente. Si son respetadas, entonces el medio ambiente ayuda al hombre a vivir feliz. En caso contrario pueden derivarse consecuencias tan graves que pongan en peligro la misma existencia humana.
Las reglas, como se ve, no obstaculizan sino que facilitan y favorecen la consecución de los resultados que nosotros deseamos.
Comprendamos así las palabras de Jesús: "Si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos" (Mt. 19, 17).


1. ¿Qué es la moral católica?

La moral católica es el conjunto de las normas que enseñan al hombre cómo debe

comportarse para vivir según Dios, y así realizarse así mismo y alcanzar después de 

esta vida la felicidad eterna del Paraíso.


2. ¿Es posible resumir en pocas palabras la enseñanza de la moral católica?

Se puede resumir en pocas palabras la enseñanza de la moral

católica diciendo que la cosa más importante, es más, la única 

cosa verdaderamente importante es vivir, crecer y perseverar hasta

el final en la gracia de Dios, observado los mandamientos y evitando 

el pecado, sobre todo el pecado mortal, para merecer así la felicidad eterna.


3. ¿Es difícil practicar la moral católica?

La moral católica es exigente y comprometida, porque nos propone un ideal altísimo,

el de vivir como hijos de Dios, pero somos ayudados en nuestro camino por los ejemplos 

de Nuestro Señor Jesucristo, de la Virgen María y de los Santos, y sobre todo por la gracia

del Espíritu Santo que nos da en los sacramentos y podemos siempre pedir en la oración.

La dificultad del empeño es después compensada por aquella gratificación, paz y alegría

interior que derivan de la conquista de todo gran ideal.

Objeto de la ética.

El objeto principal de  la ética es lograr una “vida activa”, en la que el individuo tenga una conducta libre y responsable orientada a la realización del bien mediante el cumplimiento del deber.
Cuando un individuo posee ética se despierta en él un espíritu de servicio y, en consecuencia, actúa con responsabilidad.

La ética muestra distintos  comportamientos existentes en el ser humano, lo que permite forjar el carácter al mostrar los diferentes caminos para actuar, ya sea de manera correcta o incorrecta.